"Máquina de escribir" de Héctor Iván González, Coordinador de “La Escritura poliédrica. Ensayos sobre Daniel Sada”, Becario del Fonca en el Género de Novela. Esta es su publicación de crítica, creación y reseñas.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Desterrados


Posteriormente a la publicación de su reunión de relatos, Sombras detrás de la ventana (ERA, 2009), Eduardo Antonio Parra publicó Desterrados (ERA, 2013), el cual está compuesto por quince narraciones de distinta forma estructural: el monólogo interior, la introspección, el superposicionamiento de espacios, los narradores testigo y el omnisciente. En este libro el autor retoma su estética tremendista donde aparecen personajes conspicuos, ambientes grotescos y la violencia que ha tratado con anterioridad. A pesar de que los cuentos sean disímiles, se percibe reiteraciones en el estilo: el aroma de las mujeres enciende a los hombres, el sonido de los tacones regresa constantemente, las felaciones o las mujeres que se pierden por semanas para buscar sexo. También están los personajes anodinos que no se enteran de su situación real o aquellos que subliman el cruce de la frontera; a manera de un Benjy de Faulkner, estos seres actúan sin saber en qué modo viven; porque no pueden o porque no quieren es algo que el narrador no nos dice. En ese sentido, llama la atención la falta de pasos certeros en este libro, ya que a medida de que la lectura avanza se van abriendo expectativas, posibles desenlaces, propuestas que se sugieren, pero que no llegan a concretarse, como si el narrador estuviera encaprichado en que nos debe impactar a toda costa aunque se carezca de coherencia.
En un ensayo, “Provocación, seducción y violencia”[1], Parra afirma que estos tres elementos son fundamentales en la literatura y que son lo que la mantiene vigente, sin embargo, los interpreta como condiciones sine qua non cuando sólo son características; por ende, negándose a sí mismo el cuestionamiento de su tesis, sus relatos están sumergidos en un ambiente forzado y que roza la demasía. Si vemos “Mal día para un velorio” nos percatamos que la aventura entre Marcos y su suegra, Ofelia, intenta alarmarnos desde el puro planteamiento, además agrega que la esposa, Lorena, recién murió de un infarto fulminante. Oímos una Ofelia que atiza a Marcos con frases como: “¿Quieres otra mamadita? ¿Te queda un poco de leche todavía, mhijo?”, lo cual, realmente, no escandaliza ni excita al lector; la analogía entre la leche y el semen es ya tan cotidiana que decirlo suena ramplón. Durante los lances eróticos, Ofelia se ufana de proporcionar a su yerno lo que la hija no le da: sexo anal, pero no se sabe si es una vendetta o una cuestión de orgullo senil que sugiera: Estoy vieja pero cojo mejor que mi hija, ni tampoco nos dejar ver un tratamiento dramático. Ofelia no siente culpa ni se inmuta ante la muerte de la hija: demasiado mala para ser verosímil.
Por lo demás, la lectura nos persuade de que al ser una literatura cuya consigna debe refrendar su provocación o su violencia el tratamiento es tedioso. El ambiente recalca fatigosamente en que si las cosas están mal pueden describirse pésimas, vemos en “El despertar de la calle”: “Afuera siguieron pegándose y jaloneándose. Y todo terminó cuando ella le estrelló al viejo una y otra vez la botella en la cabeza hasta que se reventó y brincaron vidrios por todas partes. Cayó en el lodo”, es decir, no sólo se trata de un espectáculo lamentable de un santaclós y una suripanta liándose a golpes, sino que cuando cae hay lodo, fango, inmundicia. ¿Es como si reviviéramos La Taberna de Zola pero con más crudeza? No, más bien lo mismo, sólo que sin el andamiaje que constituía la teoría naturalista. “La costurera” muestra un fenómeno más atractivo, la metamorfosis de los personajes, además exhibe un aspecto interesante que surge de contrastar a la entrañable María José (fea pero trabajadora) con su medio. No se trata de moralina pero este cuento es el más logrado porque muestra que la miseria hiede peor cuando tiene un contrapunto que lo dimensione–.



[1] Eduardo Antonio Parra, “Provocación, seducción y violencia”, en La novela según los novelistas, coord. Cristina Rivera Garza, varios autores, México: CNCA-FCE, col. Biblioteca Mexicana, pp. 33-46.

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