
David Huerta, uno de los poetas más destacados de la poesía contemporánea, intelectual infatigable, amigo de los grupos intelectuales más disímiles y un hombre respetado por todos sus colegas, fue acogido ayer en la Facultad de Filosofía y Letras, en la UNAM. Al cumplir sus primeros sesenta años de vida, David regresó a su alma mater cobijado por una jornada de análisis de su obra. Fue bastante emotivo ver la manera en que un gran maestro reconocía que no fue un buen alumno en esa Facultad y, al contrario de lo que uno puede esperar, mostrar humildad al respecto. También lo fue ver la manera en que todo giraba en torno a la poesía, la historia, la filosofía y la memoria. David tiene una de las memorias más vastas y una sensibilidad para reconocer la poesía que merece la más grande admiración.
Para festejarlo asistieron críticos como Christopher Domínguez, escritores como Federico Campbell y otros analistas. También fueron los poetas Coral Bracho, Alicia García Bergua, Eduardo Hurtado y Josu Landa, quien fue el organizador principal de la jornada.
David, como siempre, estuvo lleno de bonhomía, atento a los comentarios (se echó toda la jornada, aún estando sin comer), participó de manera silenciosa a cada una de las mesas, asimilándolo todo como el gran artista que es. Al ver llegar a alguien de sus amigos, corría hacia él, le extendía la mano y le daba un abrazo; llamó a todos por su nombre, como quien lo espera a uno desde hace un buen rato. Nada que ver con el típico homenajeado que espera que llegues con él para darle el besamano. Su humildad es para destacarse, estaba feliz y quería que todos lo estuviéramos.
Al final de una jornada que se constituyó con mesas, como ya dije, que analizaron su obra, otras de lectura de jóvenes poetas y una de autores consagrados, David tuvo un diálogo con Marcelo Uribe, editor de Era, y leyó un discurso entrañabilísimo. En éste recordó, de soslayo, que en un 22 de octubre había fallecido su señora madre, lo cual colmó de emotividad el Auditorio Principal de nuestra Facultad. Después habló del agradecimiento a los amigos, a la UACM, donde imparte Cátedra, y del agradecimiento a la UNAM por recibirlo como a un hijo pródigo. Finalmente, al clausurar las jornadas, la Coordinadora del Colegio de Letras Hispánicas, le reiteró que están muy interesados en que David Huerta, el Maestro, forme parte del Claustro de ese Colegio. Creo que esto era algo que muchos esperábamos. Que tuviera un final más que sustancioso toda la jornada. Personalmente he tenido la oportunidad de tomar cursos con David y puedo decir que son del más alto rigor intelectual. Por lo cual, el hecho de que regrese a su Facultad como maestro es un acto de justicia inmenso y afortunado.
Va un abrazo fortísimo para el gran poeta que es David Huerta.
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