
6-04-2007
He estado haciendo la lectura del primer capítulo de El Arco y la lira. En éste he encontrado una sucesión de contradicciones constantes; quizá esto le dé sentido a las líneas de Aguilar Mora cuando abordan las incoherencias de la obra ensayística de Paz.
En una de estas declaraciones que le gustaba tanto hacer a Paz se encuentra una idea que hace dudar acerca de la situación de la metáfora con relación al lenguaje. Para variar, como en el capítulo anterior que homologó: artista, poeta, o poema y poético, ahora lenguaje y metáfora son lo mismo. Después empezó a meterse con el asunto de que los animales tenían lenguaje, al principio –con una intención de certitud– argumentó que sí, pero después al irse dando cuenta de que la tesis no le estaba dando la respuesta que él buscaba la fue cambiando para concretarla en lo que había decidido ( Me va a ser muy útil la idea de Hegel acerca de que: “entre menos es criticada una idea más auténtica la consideran”).
Sin embargo, mientras tomaba un café me he percatado de algo, ha llegado así, repentinamente, como un orden de emoción o una sensación que se prendió de mí. En esta sensación, como encerrado con otros elementos me he sentido curado de algo fundamental acerca de los sentidos; me refiero especialmente a uno de esos: la vista.
Quisiera decir que esta manera en que la idea se fue prendando de mí es muy parecida a lo que Sartre narra en La nausée. Es la sensación de quien busca, al menos quisiera pensar eso, y que está absolutamente abierto a que la idea (o respuesta) se presente bajo el empaque que guste, sin importar que ésta no tenga rayos y centellas, como tanto nos gustaría.
He estado haciendo la lectura del primer capítulo de El Arco y la lira. En éste he encontrado una sucesión de contradicciones constantes; quizá esto le dé sentido a las líneas de Aguilar Mora cuando abordan las incoherencias de la obra ensayística de Paz.
En una de estas declaraciones que le gustaba tanto hacer a Paz se encuentra una idea que hace dudar acerca de la situación de la metáfora con relación al lenguaje. Para variar, como en el capítulo anterior que homologó: artista, poeta, o poema y poético, ahora lenguaje y metáfora son lo mismo. Después empezó a meterse con el asunto de que los animales tenían lenguaje, al principio –con una intención de certitud– argumentó que sí, pero después al irse dando cuenta de que la tesis no le estaba dando la respuesta que él buscaba la fue cambiando para concretarla en lo que había decidido ( Me va a ser muy útil la idea de Hegel acerca de que: “entre menos es criticada una idea más auténtica la consideran”).
Sin embargo, mientras tomaba un café me he percatado de algo, ha llegado así, repentinamente, como un orden de emoción o una sensación que se prendió de mí. En esta sensación, como encerrado con otros elementos me he sentido curado de algo fundamental acerca de los sentidos; me refiero especialmente a uno de esos: la vista.
Quisiera decir que esta manera en que la idea se fue prendando de mí es muy parecida a lo que Sartre narra en La nausée. Es la sensación de quien busca, al menos quisiera pensar eso, y que está absolutamente abierto a que la idea (o respuesta) se presente bajo el empaque que guste, sin importar que ésta no tenga rayos y centellas, como tanto nos gustaría.

La cosa sucedió de esta manera. Yo estaba sentado, leía El arco... dándome cuenta de varias manipulaciones que provoca Paz con varias de sus conducciones. En ese momento, levanté la vista y descubrí una chica muy bien formada; de pronto empecé a sentir una sed que había permanecido agazapada pero que en este momento se empezaba a acentuar. Sabía que me levantaría por una botella de agua y después pensé que ése sería el momento ideal. Terminé de leer la línea con la que se concluía el párrafo y cerré el libro. No tardé mucho para colocarme en la fila, frente a esta chica. Ella vestía una playera de tirantitos y aunque no era tan sensual de espaldas sentí un gusto de estar cerca de esa piel, piel de trigueña, libre de impurezas; de pronto, el novio que esperaba afuera, se acercó a ella dando una genial muestra de que ella no estaba sola.
En esa fracción de segundo sentí un reconocimiento mezclado de admiración hacia ese chico. En un movimiento sin mayor espectáculo cubrió a la chica por la espalda y alejó de mí aquella imagen que hasta ese momento me había atraído, porque de algún modo ver el cuerpo me atraía con un magnetismo difícil de explicar.
En esa fracción de segundo sentí un reconocimiento mezclado de admiración hacia ese chico. En un movimiento sin mayor espectáculo cubrió a la chica por la espalda y alejó de mí aquella imagen que hasta ese momento me había atraído, porque de algún modo ver el cuerpo me atraía con un magnetismo difícil de explicar.

Después todo fue muy rápido, llegaron más amigos de la pareja y empezaron a hacer una orden numerosa. Mi actitud fue la de quien está interesado en todo tipo de cosas. Volteé a la vidriera donde guardan los postres a una temperatura baja. Es ese momento uno de los muchachos empezó –ayudado de unos guantes de plástico– a acomodar las tartas de frambuesa con chocolate blanco; el plato no era muy grande no obstante ahora había tres tartas que se veían menos abundantes en el plato. El muchacho no agregaba más tartas, se limitaba a acomodarlas en un espacio más grande que con cierto conocimiento de espacios se ocultaba. El juego de cubrir con tres tartas el espacio para cinco radicaba en dejar un espacio entre la primera y la segunda, y otra igual entre la tercera y la segunda. Me pregunté sobre el sentido de este movimiento, e inmediatamente pensé que de no hacerlo los platos se verían paupérrimos. De algún modo su producto parecería ser ofrecido como sobras. De tal suerte que mis ojos volaron para posarse en otro producto, un vaso de trozos de toronja. La gracia es que el vaso está acompañado de una estampa, el logotipo que tiene una carga semántica de bienestar, confort, abundancia, riqueza. Inevitablemente pensé en el concepto de imagen que desarrolló Sartre en los años 30s. Dice Sartre que la imagen no existe, que de algún modo es una proyección del ser. El ejemplo que yo utilizo es este: En nuestra mente (utilizo esta preposición aunque dudo que sea correcto) se da una dinámica constantemente: la dinámica es parecida a la de una sala de cine, todo está oscuro y de pronto se suceden una serie de luces que delinean personajes, objetos y lugares. Esto bien podríamos pensar que es una imagen. La relación con la mente no está forzada. La mente podría ver estas luces figuradas que llegan –queremos pensar que de fuera– a través del ojo. Inmediatamente estas figuras, antes de saber de qué forma, o en qué momento, empezarán nos hacen tener un estado de ánimo –el cual puede cambiar o ser idéntico al precedente (eso es irrelevante). En esta persuasión inconsciente podríamos pensar que el ser es influenciado por la imagen y en un intervalo de la conciencia el ser es persuadido, alterado o halagado. La pobreza donde quiera es fea, dice un escritor cuyo nombre no recuerdo.
Sartre señala que la imagen no existe (como antes mencioné), y utiliza como argumento esta misma dinámica de la sala de proyección y aduce que el ser no presencia estas luces figuradas o estos colores, sino que el ser se transforma –mediante una metamorfosis que le pide un determinado de energía– en esto que, hasta el momento, concebíamos como imagen.
Cuando el ser deviene eso que vemos y pasa por un estado de ánimo (¿ser ahí?) puede (utilizando otro tanto de energía) en ciertos casos encontrarse, hacer una invocación de la identidad y tratar de reconocerse. En esta dinámica (siempre es interna) se encuentra la posibilidad de sabernos contentos o tristes o –utilizando el término que funge como sendo contrario– felices.
En este orden de ideas, y sólo en este siguiendo este camino, podemos decir que no existe el sufrimiento ni el placer. Todo se altera según las posibles palpitaciones del ser. Hay una relatividad en esta conmoción del ser; esto tiene que ver con lo que Hegel entendía como el ritmo que altera (arte) a otro ritmo (alma) y lo vuelve –conmueve– tornándolo espíritu.
No quisiera divagar, espero retomar el asunto de la imagen más tarde.

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